Proteger a los operarios y, al mismo tiempo, garantizar un proceso de producción sostenible son un reto cotidiano, sobre todo en lo que respecta al tratamiento del aire. En muchas fases de producción, surge la necesidad de tratar los contaminantes, lo cual es esencial para poder proteger el entorno de trabajo:
- Humos emitidos durante la fusión, el tratamiento químico de los metales o las operaciones de soldadura.
- Polvo generado al trabajar con herramientas mecánicas.
- Niebla de aceite procedente de la lubricación en la mecanización de piezas.
- El polvo en el suelo.
- Las altas temperaturas en la zona de trabajo.
Estos equipos de control del aire deben garantizar unas buenas condiciones de trabajo con la máxima eficiencia, mejorar la productividad y aumentar la ergonomía de los lugares de trabajo.
